
Solo en un país como el Perú y en un club tan folclórico como la 'U' puede concebir la existencia de semejante elefante blanco. El Monumental es tan grande que sus tribunas vacías de los fines de semana llevan al hincha a la depresión, porque le enrrostran en la cara el poco vuelo que tiene su equipo. Cuando está lleno, es una invitación a la catástrofe y a la indignación. El Perú-Colombia fue otra clara demostración de que es el estadio peor ubicado del mundo. Realmente hay que ser muy hincha para caminar 20 cuadras de la Javier Prado y sentarse en un asiento de colores que por lo general está mugroso, y a veces, ocupado por otro tipo. Es una rara manera de entender el sacrificio del hincha. El amor serrano tiene un límite, incluso en términos peloteros. El mío, por lo pronto, ya se agotó.
(Bonus track: No todo es malo. También tenemos a Paolo Guerrero)